“La energía solar, un cisne negro”
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“La energía solar, un cisne negro”
Sebastián Ramírez
Martes 7 de junio
Hace unos 2 millones de años unos bípedos curiosos aprendieron a usar el fuego y esto los cambio profundamente. Cocinaron granos de pastos y otros alimentos difíciles de digerir y sus estómagos se volvieron más eficientes. Eventualmente aprendieron a hacer que estos pastos crecieran y les dieran más calorías por metro cuadrado que las que la madre naturaleza brindaba. Este grupo de personas, y los vecinos que les fueron copiando, lograron sobrevivir en mayores cantidades que los que no tenían esta tecnología, aprendieron a organizarse para vivir en aldeas y así crecieron en población, riqueza y cultura.
En 1769, en un mundo aun básicamente de agricultores, James Watt, un ingeniero mecánico, inventor y químico escocés, optimizó el uso de la energía fósil y desató una revolución que, entre otras cosas, eventualmente llevaría del campo a las ciudades a más de la mitad de la población mundial, y haría cambios en el mercado laboral que derivaron en una educación institucionalizada. Hoy esta revolución industrial, económica y educativa fija la mitad del nitrógeno disponible para las plantas del planeta y nos permite viajar a decenas de kilómetros por hora mientras Siri baja el volumen de Spotify para indicarnos la siguiente vuelta a la izquierda en el laberinto de carpetas de asfalto que nos conectan con el resto del planeta.
Así son hoy las cosas, pero la historia no acaba ahí. En 1921, uno de esos nuevos bípedos urbanitas, un alemán educado, viajado y amante del buen pan dulce de nombre Albert Einstein ganó el Premio Nobel por la descripción del fenómeno fotoeléctrico, esa elegante curiosidad física que hace que los paneles solares emitan electrones cuando son iluminados, sin desgastes mecánicos y sin consumir combustible. ¿A dónde podría llevarnos esto? En 2022, la industria fotovoltaica genera la energía eléctrica más económica del planeta en los lugares aptos para ella y la velocidad a la que sigue reduciendo sus costos dibuja un nuevo cambio de paradigma económico, tecnológico y cultural. Como la metáfora del cisne negro, la energía solar surge de forma sorpresiva para, tal vez, cambiar el curso de la historia. Sobre esto dialogaamos el pasado martes 7 de junio en el Café Scientifique ITESO, con Sebastián Ramírez, ingeniero químico egresado del ITESO y director de Vive Solar.
Sebastián Ramírez
Juan Sebastián Ramírez Ramírez es Ingeniero Químico por el ITESO, Diplomado en Administración Estratégica por el TEC de Monterrey y Maestro en Energía y Medio Ambiente por la Universidad de Yale.
Es autor de artículos científicos sobre difusión de tecnología. Ha sido Vicepresidente de la Asociación Mexicana de la Industria Fotovoltaica (AMIF) y durante los últimos 13 años ha participado en la revolución energética como director en Vive Solar SAPI de CV.
Todas las sesiones se transmiten vía streaming en Youtube.com/ITESOUniversidad y el Facebook del Centro de Promoción Cultural ITESO.
Contacto: Maya Viesca, coordinadora del Café Scientifique ITESO, maya@iteso.mx, 3669 3421, 3669 3434 ext. 3101, o con Alejandra Ruíz, coordinadora de Comunicación del Centro de Promoción Cultural del aflores@iteso.mx