La ciencia también entiende de arte
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La ciencia también entiende de arte
Alberto Rojo
Charlista Alberto Rojo
Ciencia y arte no trabajan para divinidades distintas
Por Enrique González
La perfección meramente matemática que contiene una obra monumental como la Quinta Sinfonía de Ludwig van Beethoven, cuyos discos no vamos a encontrar en un laboratorio de matemáticas, sino en los anaqueles de sitios destinados a vender arte, como librerías o tiendas musicales, es uno de tantos ejemplos que dan cuenta de las profundas conexiones entre el arte y la ciencia.
Experimentado cazador y analista de estas conexiones, el físico, compositor, guitarrista y divulgador científico argentino Alberto Rojo participó en el Café Scientifique, el martes 1 de noviembre en la Casa ITESO Clavigero, precisamente para hablar de estas conexiones, en la charla titulada "La ciencia también entiende de arte", la cual reunió a más de un centenar de asistentes.
A Rojo lo ha movido durante su carrera esa sencilla y poderosa palanca que es la curiosidad, afirmó Eduardo Quijano, coordinador de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO, y responsable de presentar al conferenciante.
"Mi cruzada de vida es refutar la noción superficial de que el arte y la ciencia sirven a divinidades contrarias, el hecho de que el arte sirve a las emociones y de que la ciencia sirve a la inteligencia", sentenció Rojo, autor de libros como La física en la vida cotidiana y Borges en la física cuántica.
Navegando por las teorías de Albert Einstein -en particular la de la Relatividad, elaborada en 1905-, la poesía de Dante Alighieri en La divina comedia, los trabajos de Henri Poincaré o Werner Heisenberg, la literatura de Jorge Luis Borges o la música de Beethoven, Rojo acumuló durante la sesión varios ejemplos que demuestran cómo el arte se ha anticipado en no pocas ocasiones a la ciencia.
"Hay conexiones muy íntimas entre el arte y la ciencia, al punto de que hay muchísimos casos, y no casos accidentales en la historia de la ciencia, sino casos muy relevantes, en los que la búsqueda de la belleza, la búsqueda de nociones subjetivas como la simetría, la simplicidad, la elegancia, que normalmente son asociadas con la subjetividad en el sentido de la estética... esas pautas han conducido a la verdad [científica]", afirmó el doctor en Física.
La noción de la curvatura del espacio y el Universo, las teorías astronómicas, la relatividad del tiempo, ecuaciones matemáticas luego estudiadas y comprobadas o la física cuántica, son algunas de las áreas que poetas, pintores y escritores han abordado en sus obras, alentados por motivaciones estéticas que luego fueron aprovechadas por los científicos, proceso que Rojo resumió como "la aceptación a la realidad de ideas que aparecen como ficción", honrando a la antiquísima conexión entre lo bello y lo verdadero.
Por ejemplo, dijo, "Dante dice 'si no fuese por el viento, no me daría cuenta que estoy volando'. Esto es a finales de 1200, y lo que está diciendo es que si no fuese por el viento, estar moviéndome o estar en reposo sería lo mismo".
"Esa es la expresión de una de las primeras grandes modificaciones de la Física, la unificación entre el movimiento y el reposo, que la formula Galileo y se llama la Relatividad Galileana: si uno está moviéndose a velocidad constante o se está quieto, es imposible distinguir sin mirar afuera, y eso está expresado por primera vez en un poema", comentó Rojo.
Al momento de intercambiar impresiones con los asistentes, ingrediente fundamental del Café Scientifique, el argentino dijo no ser capaz de reconocer qué artistas contemporáneos están llevando a cabo trabajos que puedan anticiparse a ciertos avances científicos y tecnológicos en el futuro. Lo que sí intuye es que es en disciplinas como la Biología en las que se registrarán algunos de los avances más significativos para la humanidad. "Podrá ser posible que no se envejezca".
Sobre Alberto Rojo
es profesor de Física en Oakland University en Michigan, EEUU. Fue profesor asistente en la Universidad de Michigan e investigador postdoctoral en la Universidad de Chicago. Ganó varios premios y en 2007 fue nombrado Jack Williamson Professor of Science and Humanities en la University of Eastern New Mexico. Ha publicado tanto artículos especializados en revistas internacionales como artículos de divulgación en revistas y diarios argentinos. Publicó en coautoría con Anthony Leggett (premio Nobel de física en 2003) y su trabajo fue destacado en la sección de ciencia del New York Times. Es autor de los libros La física en la vida cotidiana (Siglo XXI Editores) y Borges y la física cuántica (Editora Unicamp, Brasil). Creó y condujo el programa Artistas de la Ciencia que salió al aire en 2011 en Argentina en el Canal Encuentro.
Es además músico consagrado; debutó como orquestador en el Teatro Colón de Buenos Aires, tiene varios discos como solista y participó en grabaciones que ganaron el Grammy Latino. Su producción musical Para mí la sombra (2003) fue considerado uno de los cinco mejores discos de folclore según la revista Rolling Stone. Ha colaborado con grandes figuras de la música como lo son Mercedes Sosa, Charly García, Berta Rojas y Pedro Aznar, entre otros.
Contacto:
El Café Scientifique es un espacio de ocio para pensar y platicar la ciencia, que se realiza el primer martes de cada mes en la Casa ITESO Clavigero (José Guadalupe Zuno 2083, entre Chapultepec y Marsella, Col. Americana), a partir de las 19:30 horas. La entrada es libre.
Maya Viesca, coordinadora del Café Scientifique del ITESO, maya@iteso.mx, 3669 3421, 3669 3434 ext. 3101, o con Alejandra Ruíz, coordinadora de Comunicación del Centro de Promoción Cultural del ITESO, aflores@iteso.mx.
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