Francisco Xavier Clavigero. La ciencia de la nostalgia
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Francisco Xavier Clavigero. La ciencia de la nostalgia
El trabajo intelectual de Clavigero representa un hito en la conformación de la conciencia común de la nación mexicana
Francisco Xavier Clavigero. La ciencia de la nostalgia
Del 13 de septiembre al 03 de diciembre del 2007
La figura de Francisco Xavier Clavigero ocupa un lugar prominente en la historia de México. Su trabajo intelectual representa un hito decisivo en el proceso de formación de la conciencia común de la nación mexicana.
Por otra parte, al participar desde su exilio en la primera fila de algunos de los grandes debates del pensamiento ilustrado contribuyó a consolidar en el quehacer científico europeo una hondura y un rigor que no habían sido alcanzados hasta entonces. Por esta razón Clavigero es la figura central de esta exposición que se realizó en el marco de los 50 años de la fundación del ITESO.
Esta muestra buscó propiciar la reflexión sobre temas en torno a la construcción simbólica de la nación, de nuestra nación; la importancia del trabajo desde el exilio, denominador común de varios grandes pensadores y el papel de Francisco Xavier Clavigero en la ciencia.
Entre los objetos que conformaron la exposición se encontraron manuscritos originales de Clavigero, destaca la "Historia Antigua de México" y transcripciones de alumnos suyos sobre "La física General" y la "Pneumatología" que es un tratado sobre Dios, el alma y los ángeles, estos dos últimos se expusieron al público por primera vez. Además de documentos y objetos personales, una primera edición de la "Historia de México" y la "Historia de la Baja California", objetos científicos de época y pinturas de los siglos XVIII y XIX, entre los que se encuentra el único retrato en pintura que se conoce de Clavigero.
Francisco Xavier Clavigero nació en 1731 en la ciudad de Veracruz. Fue estudioso de la filosofía moderna y maestro dedicado, con una especial inclinación por el trabajo con los indígenas. Tras ordenarse sacerdote jesuita fue catedrático en la ciudad de Guadalajara y en el Colegio de San Ildefonso en México. Procuró entre sus alumnos un pensamiento libre y una posición crítica, lo cual le significó –tras la expulsión de los Jesuitas del país – el destierro en 1776.
Desde su exilio en Italia, escribió sistemáticamente sobre la historia de México, incluido el periodo prehispánico. Estudió con esmero los antiguos códices y textos indígenas e hizo un uso extensivo de las crónicas coloniales, en gran parte motivado por ofrecer una imagen rica y positiva del país, que frecuentemente era denigrada por autores europeos que no habían visitado América.