El aliento de la imaginación: vidrio soplado de Odilón Ávalos
Detalle BN6
- Inicio
- El aliento de la imaginación: vidrio soplado de Odilón Ávalos
El aliento de la imaginación: vidrio soplado de Odilón Ávalos
De agosto a octubre de 2019
En nuestro país, la manufactura del vidrio se inició a mediados del siglo XVI con la instalación de una fábrica en Puebla, a la que siguieron, en el XIX, una en Texcoco y otra en la Ciudad de México. En 1903, la industria del vidrio soplado fue traída a Guadalajara por Odilón Ávalos.
Casi sin formación escolar, pues sólo cursó hasta el tercer año de primaria, Odilón poseía en cambio todos los secretos del arte de la vidriería. Nació y creció en el taller poblano de sus padres, convivió toda su familia con los operarios y antes de cumplir los doce años ya era oficial aparazonador. A fines del siglo XIX, había ayudado a instalar la fábrica de la calle Carretones, en la Ciudad de México, que por mucho tiempo manejaron sus padres.
La principal demanda para el vidrio, en la Guadalajara de principios del siglo XX, la representaban las destilerías de tequila, ávido mercado de botellas de litro, de medio y de cuarto. Odilón Ávalos, que por entonces carecía de dinero en efectivo, se asoció con los señores Ramírez y Urzúa, apellidos que constituyeron la razón social del primer taller que sentó sus reales frente al jardín de Analco. Más tarde consiguió independizarse y fundó la fábrica de la calle de Catalán.
El Centro de Promoción Cultural preparó la exposición El aliento de la imaginación: vidrio soplado de Odilón Ávalos, conformada con piezas que pertenecen a sus nietos y a diversos museos: Museo de arte popular de la Ciudad de México, Instituto Cultural Cabañas y de la colección del INPI en comodato con el Museo Regional de la cerámica de Tlaquepaque.
La muestra buscó valorar tanto la figura de Ávalos como su obra en la que se aprecian la riqueza en los colores y formas del vidrio soplado.
A don José Rogelio Álvarez debemos el mejor estudio sobre Ávalos. Él explica que el valor y casi siempre el mérito de los objetos de vidrio soplado se fija en razón directa de las dificultades de su elaboración. Y éstas dependen, a su vez, de las complicaciones del diseño formal: bien que se usen varios colores o que se busquen efectos especiales o que se requieran notas extraordinarias de habilidad. En todos los casos lo privativo es el trabajo humano, la dosis de esfuerzo personal que lleva inscrita el objeto.
La excelencia del trabajo de Ávalos fue reconocida tanto en la Feria de Nueva York como en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929-1930) y, en 1954, el jurado del Premio Jalisco le confirió el máximo galardón con que el Estado rinde homenaje y consagra a sus artistas.
Los vidrios de Ávalos dieron lustre a la primera y tercera Feria de Jalisco y luego se mostraron al público en diversas exposiciones conmemorativas. Además, esta línea de arte popular se ha exhibido con orgullo en las colecciones que despertaron la admiración del extranjero en París, Estocolmo y Londres, posteriormente en Milán y, en 1958, en Bruselas. Consecuencia de esa vasta difusión fue el interés mostrado por la agrupación profesional de vidrieros de Murano, que por conducto del Museo Nacional de Artes e Industrias Populares adquirió algunas piezas de Odilón Ávalos para enriquecer sus colecciones.
La conferencia inaugural "Odilón Ávalos en la memoria de sus nietos" estuvo a cargo de Ricardo Gil, Enrique Ávalos y Eduardo Arámbula, el jueves 15 de agosto de 2019.